¿Acaso desconoce aún que su nombre
es el nombre de las cosas?
Que mi boca la nombra en silencio
y sorprende así a mi mente que se asusta
rememorando la sed y la ausencia.
Que arrojaría uno a uno mis secretos
a ese lugar aparentemente seco y oscuro
cuyo fondo es origen sincero de los tiempos.
De allí se lavan la cara, se purfican,
precisamente en la acción está lo bello.
Ciclos y más ciclos...
Y si me asomo la veo, me veo.
Y carezco de miedo a caer y ahogarme dentro.
lunes, 18 de octubre de 2010
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