propinando besos azules al tiempo,
redirigiendo el cuerpo al lugar del alma,
forjando poemas sin un solo verso.
Dibujábamos siluetas en un aire de tono sepia.
Cabalgando a lomos de un unicornio,
sopesando aquellas verdades que no pesan
ensalzábamos la amistad por encima de todo
y rezabamos a la vida por aquellos que no sueñan.