La AMISTAD ráfaga de LUZ entre la niebla
que no entiende de tiempo ni medida,
sólo de espacios compartidos
distendidos por la CALIDEZ, nuestra maestra.
Bendito péndulo que no cesa
oscilante entra la admiración y el respeto a las diferencias.
Antípoda de la soledad en nuestro mapa de consciencia.
Amable oquedad que se inunda de dejadez y de constancia
como un rompeolas en él no importa su vehemencia
siempre es y será el mismísimo MAR,
incluso entre montañas.
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