Que lindo es
esperarte y escribir poemas a media luz
en este rincón que
va de la ausencia a tu venida en existencia.
Que jodidamente
tierno (nunca mejor dicho) ansiar que llegues
que aparezcas como
asoman los delfines
de manera sorpresiva
y de repente,
(re)conocerte como a
ellos desde el morro.
Sin pretenderlo
enredarnos como peces
capturados por los artes del
amor
y sonreír
complicándonos la vida
pues ¡Felicidades!
Esto es.
Que dulce se me
antoja la esperanza de aliarnos
hasta fraguar una
tensa y cercana soledad bien compartida.
mientras observamos de pronto
un día con atónita mirada
como se desviste
poco a poco el porvenir en nuestra cama con cara de
cualquiera
pues uno continúa amando a pesar de las apuestas
y nos empuja por la
borda este futurible de nostalgia.
Me sorprende la extraña situación que me planteo
pues sospecho que
muy probablemente tú ni existas
así que anidando en
el remoto supuesto de encontrarte
y habiendo yo abrazado
una fea jugarreta del destino
tampoco quisiera tu
constancia coexistiendo con la mía.
Sin duda sigue
siendo tan lindo imaginarte...
Incluso sabiendo que
no estoy dispuesto a compartir mi presencia con la tuya.
Es tan lindo… ¡Ay!
Mejor digo:
hermosamente lindo y de una álgida y nubosa suavidad
resplandeciente… ¡Ay!
Si fuera de este
modo y nos rozáramos diariamente
durmiendo sobre
las mismas sábanas distintos sueños
acabaría al fin
pensando como pienso
quizá porque ahora soy sin que tú existas.
Disfrutaría como en
este instante revoloteando sobre la tierna soledad de desear amargamente vivir contigo,
mujer inexistente, yegua de la noche que cabalga hasta mi aurora.
Que humano el
anhelarte.
Que rico y que
gustoso suspirar por que no existas.