Realidad transmutada,
vecindad de karma vacío.
¿A cuánto está el pescado?
¿Qué se vende al otro lado?
Mover el mundo
al antojo de un pulmón sin oxígeno,
caminar entre la delgada línea
que separa el sueño de su frontera.
El continuo espacio-tiempo
me hace esbozar una sonrisa.
No amarraré mi libertad
a la maroma de una realidad vulnerable.
El cuento termina más allá de un colorín colorado,
en un beso incalculable y sin azar,
en plena luz.
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