martes, 17 de enero de 2012

Como siempre inoportuna

Sombras de un atardecer eterno
en que la noche respira
sin llegar a nacer.
Oscuridad detenida pero latente
arrástrame a tu boca de lujuria.

Fauces dentadas devoran el letargo
y se enluta con frío negro la calle.
Se despreocupa del hogar su dueño.
Y el cuerpo se deja desplazar hacia
la supervivencia del alma
en una mezcolanza de extrañeza y lascivia
como siempre inoportuna.

Zaguán 18 de enero