martes, 14 de agosto de 2018

Que nunca sé contestar

Tu belleza fue quizá tu cárcel de nocturnidad,
tatuaje de mi alma tu presencia.
Tus labios la mayor verdad de los altos tejados,
tan equivocados como los de cualquiera.

Mágica señora, tan puta como yo
no podemos negar que ambos fuimos huérfanos de las olas,
salitre hastiado del repetitivo sí y no de los semáforos.

Mis balcones te recuerdan
y en ocasiones me preguntan las estrellas
cosas muy poco concretas sobre ti
que nunca sé contestar.


Zaguán 18 de enero