martes, 4 de diciembre de 2018

Un mal poema (o Confesión I)

Confesión I

Ni siquiera aquella monotonía estructurada
que se impone sobre tanta infancia
pudo asfixiar mi memoria que sangra
y nunca ha sabido olvidar

No hubo ni habrá cárceles ni pájaros ni cuerdos
ni timbres con sonido de entrada en los colegios
que pudieran o puedan atar mi tácita, insurrecta
y. la mayor parte de las veces, hermosa verdad.

Sin embargo, he defraudado a tantos...
Pido perdón por parecerme a ellos
pues soy un ser humano, un animal.
Fraguando un leve esfuerzo
en los ojos de los parques se me ve al pasar.

Nací como tantos
con la muerte entre las manos,
yo la miré
Nací como pocos, y muy orgulloso,
con una rosa en los ovarios
sin ser mujer.

Aún mantengo intacta mi alegría
a pesar de cien infiernos con mil penas,
a pesar de lo crudo de la vida;
no me sentiré jamas en deuda por ello
pues en plena luz llegué a este mundo
y en muerte oscura pero alumbrando me marcharé.
Siempre he visto lágrimas en la penumbra
excusando con la boca su dolor.
Yo abracé mi llanto,
lo torné sonrisa
y en el zas de una brisa lo regalé


Zaguán 18 de enero