martes, 25 de febrero de 2020
lunes, 24 de febrero de 2020
Quiero
También existe un verso, porque existe, que acuna sombras y es prostituta de todos los ángeles y demonios.
Existe un verso vástago de su propia fiebre obtusa y sanadora
y padre del amor y de sus promesas.
Un verso que late como un pálpito secreto atado al púlpito del tiempo.
Existe un verso, porque existe,
aunque algunos lo negarían,
que hackea el amor inundándonos de su alegría,
inflando el día a día de abrazos no marchitos
y reparadores.
Yo vivo amarrado a este verso porque
en su doble acepción
quiero.
Existe un verso vástago de su propia fiebre obtusa y sanadora
y padre del amor y de sus promesas.
Un verso que late como un pálpito secreto atado al púlpito del tiempo.
Existe un verso, porque existe,
aunque algunos lo negarían,
que hackea el amor inundándonos de su alegría,
inflando el día a día de abrazos no marchitos
y reparadores.
Yo vivo amarrado a este verso porque
en su doble acepción
quiero.
martes, 18 de febrero de 2020
Válgate esta silva
Que no se te vuelva poco a poco
tu rojo cascarón
de nuez infelizmente literal
como la almohada
y bailes siempre loca con el loco
que logre a tu sonrisa en aluvión
sin celos u otro mal
tornar el gris marrón
a blanco en tu ventana.
tu rojo cascarón
de nuez infelizmente literal
como la almohada
y bailes siempre loca con el loco
que logre a tu sonrisa en aluvión
sin celos u otro mal
tornar el gris marrón
a blanco en tu ventana.
domingo, 9 de febrero de 2020
Recuerdos e inexistencias
Uno jamás puede ser la vergüenza desnuda del tiempo que se ahoga sobre las aguas de lo remoto ni su orilla.
El presente navega fuerte cual racimo de navíos a pesar de que, igual que a todos, me forjará la vacuidad de mi consciencia la parca un día en un futuro (siempre inmediato) de naufragios: luz oscura.
El pasado: sencilla inmediatez de inexistencias,
la irrealidad y el ancla de un otoño fallecido.
El recuerdo es simple bruma y no reflota ya nunca sueños ni algodones pero tampoco espinas de pescado o pesadillas.
Me dio más miedo suicidarme en mi ventana y ya no existe.
Aquella noche lo único que empezó a hundirse fue mi ego individualista que en tantos flota a la deriva.
Las crestas tibias del mar para quien supo nadar (y no prosigue metáfora inmediata) en la locura fueron en verdad más susto en los demás que poema, huesos, tierra o noche fría.
¿A quién podemos entonces culpar de la obra, al autor o a la misma vida?
Se es.
El presente navega fuerte cual racimo de navíos a pesar de que, igual que a todos, me forjará la vacuidad de mi consciencia la parca un día en un futuro (siempre inmediato) de naufragios: luz oscura.
El pasado: sencilla inmediatez de inexistencias,
la irrealidad y el ancla de un otoño fallecido.
El recuerdo es simple bruma y no reflota ya nunca sueños ni algodones pero tampoco espinas de pescado o pesadillas.
Me dio más miedo suicidarme en mi ventana y ya no existe.
Aquella noche lo único que empezó a hundirse fue mi ego individualista que en tantos flota a la deriva.
Las crestas tibias del mar para quien supo nadar (y no prosigue metáfora inmediata) en la locura fueron en verdad más susto en los demás que poema, huesos, tierra o noche fría.
¿A quién podemos entonces culpar de la obra, al autor o a la misma vida?
Se es.
sábado, 8 de febrero de 2020
Guitarra de mi penumbra
Mi cómoda y fiel Granada,
tus andares son camino
y solera tus esquinas.
Rizo de un verbo en patria
el aire de tu frescura bajo tilde cosmopolita.
En toda sombra viertes música,
guitarra de mi penumbra.
tus andares son camino
y solera tus esquinas.
Rizo de un verbo en patria
el aire de tu frescura bajo tilde cosmopolita.
En toda sombra viertes música,
guitarra de mi penumbra.
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