tiempo que propones y engañas,
tiempo que levantas montañas, destruyes bosques
y permites valorar lo que se echa en falta.
Tiempo: enredadera,
tiempo: constancia,
tiempo: elipse
tiempo: inagotable, inacotable...
Tiempo que nunca mueres,
siempre vuelves a nacer y siempre matas.
Tiempo: alcoba del alma mía,
tiempo: sueño y amalgama.
tiempo que pisas hierba, sumas imperios,
saltas, te enlenteces y,
a veces sin detenerte,
corres, corres, corres
mientras nosotros
miramos nuestro amor y nuestro ego
que resultan ante ti una lágrima en el mar
de la ignorancia.
Tiempo, tiempo, tiempo
te llevas en tu mano
lo que arrancas.
De Chromos a Saturno
y mucho antes o después
te quisimos poner nombre,
deformarte al darte forma
en nuestro estúpido empeño de contarte
siempre en horas y minutos,
nunca secretos que bien conoces.
Tu omnipresencia nos abruma y nos abarca.
Tú amaneces cada día con la noche en tus entrañas
para retorcerte lentamente en cada espera.
Miramos en tus ojos con vergüenza
de no poder, de no saber,
de no entender que tu misterio
no es tampoco el Dios imaginado
ni su antítesis el mal encarnizado,
fuerzas sencillamente que se suman,
granos de tu playa con nombres y conceptos añadidos
que creemos o creímos certeramente ciertos por reflejar
parte de la luz y del dolor que proyectamos.
Tiempo.
...