pues deja suspendido el brillo de un lucero erguido y elegante
como el oro de otro tiempo que perenne reverbera entre la tela de mis dedos
a expensas de un recuerdo que se espesa mientras aguarda.
Sol de angustias de un mañana que asombras a las sombras
con tus puntas de pinceles para aquello que existiendo no brillaba,
sol de mil augurios que gritas con tu amor por donde pasas
y das al fruto que no pudo caminar por ser la hoja,
un fino tacto de lunares y de montura que cabalga
Fiel angustia, perros fieros que ladran en mis fueros
pretendiendo ser lo que no fueron.
A pesar de tanto brillo que sostuve entre mis manos
ellos no llegaron pues nunca se adentraron en los recovecos más oscuros y más amables de tu espalda.
Por esto hoy te rezan los navíos
y te cantan las cigarras
y se erizan los erizos en la playa
y me vuelvo a la distancia y le grito
y dormito suspendido en los pabilos centelleantes que anidan en tus pestañas
pues no se me quita de las ganas tanta luz,
y no existe otra sed porque no hubo,
y ahora aúllan como aúllo
y muerden como muerdo mis anhelos agarrados con ahínco en mis entrañas.
...
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