Reverberas infancia sonriente en tus espumas con tu baile amargo que nunca rancia.
Las caracolas parecen querer decirnos algo
y las piedras juegan a saltar sobre esta agua entre números, quietud y sumas.
¡Amor que actúas,
qué temblorosa casi siempre está tu orilla y qué arenosa es la nostalgia!