Mientras el agua pestañea en las aceras nos permitimos la licencia de mirar el cielo como quien deja caer sus ojos sobre un grafiti inesperado. La idéntica desfachatez de remover los grumitos en el desayuno mientras nos esperan con tibia hermosura: el pan, los besos y también la prisa revoltosa hacia nuestros quehaceres cotidianos. Observamos como un rumor de charquitos tintina feliz a nuestro paso.
En Ucrania caen misiles en las calles, y nosotros mientras tanto, mortales de a pie, vemos sin más cómo la lluvia, que pronto secará, titila brillosa en los adoquines sin poder reconocer qué tan distinta suerte corremos.
martes, 22 de marzo de 2022
Mientras tanto
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