jueves, 23 de septiembre de 2010

Teóricamente, prácticamente mudo

Que fácil es acostumbrarse
al tacto de la mañana,
a la sal y al viento
impregnando el rostro,
a la presencia del otro,
entre el tumulto vacío
de este gran monstruo sin huesos,
sociedad pérdida,
barco a la deriva...
Que nunca abandona su pantalán.

Vegetación quebrada y hueca
que nace en el cemento.
La vida no entiende
con claridad el silencio.
La ciudad no comprende
la realidad ni los sueños.

Me sorprendo a mí mismo
despellejando el reloj
con una navaja sin filo.
Y abro los ojos en un fondo marino
tocando un tambor que no tiembla
ante la imposibilidad del sonido.

Y vuelta a empezar...
Retales y esparadrapo
para no andar desnudos.
Historia voceada por los vencedores
y un presente teóricamente,
prácticamente mudo.

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