“Puede que fuera domingo,
incluso que cayeran chuzos de punta
quizá no estaba para versos el día
pero a dos poetas en un refugio
no les podía sobrevenir
otra cosa que poesía”.
Luz, cielo, carretera mojada,
yo entre todo lo que sucede
mirando, sonriendo,
apaciguando mis tripas sin desgana.
¿Como huir de la poesía?
Si miro a mi copa de Baileys
directamente a los hielos
y veo los ojos de una musa
que viste de blanco.
Mientras tanto, afloran
inconexas pero hermosas
las rimas.
Mientras camino
a veces sucede que veo al niño que fui
jugueteando con mi seriedad
puteando mi inseguridad con plastilina
y si le sonrío me da la mano.
A veces sucede.
A veces
pero no siempre
que viajo años atrás
cuando el tiempo no pasaba
cuando el amor era como la muerte
la extraña alquimia de los mayores
para mi inexistente.
Y ahora que peino canas
me miro por dentro
y encuentro condones usados,
noches con estrellas afiladas como yo,
licores varios
y la palabra sombrío
todo mezclado
todo inocente
en el cajón.