lunes, 14 de marzo de 2016
En arte mayor
Es cierto que alguna vez mendigué mis alas rotas a un cielo que me entornare sus puertas.
Las olas repiten su saludo incansable a la orilla, pero esto dejó, hace siglos, de ser obra de mi Dios.
Hace tiempo pertenezco a otros infiernos más amables.
Y mis fantasmas camino a Ítaca están más muertos que ellos mismos.
A veces uno pretende corregir las horas o gritar en voz baja
pero no hay peros mientras transcurre la fuga, el almanaque.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
-
Tu luz semana a semana iba y va luego por sorpresa y de madrugada probablemente de una patada rajaste el sostén de tu mamá. El tiempo extrañ...
-
Estamos aquí para abrazarte probablemente sin tocarte Estamos aquí para cuidarte y darle voz a tu dolor. Bendita locura que como un ángel de...
-
Baile del viento, palmadas de los árboles en tono ocre.