A veces se enfurece tanto Graná en su plana y plena pena de mi marcha que llora mi ausencia bajo sus ojeras grises y trémulas.
Su morriña invade la península de Fisterra a Cabo Palos, de Creus a Cabo da Roca.
Su morriña invade la península de Fisterra a Cabo Palos, de Creus a Cabo da Roca.
Apaga los fuegos; engrosa sólidas nubes que terminan como algodones jugando sobre piruletas de arcoiris.
Por tanto de tanta tonta lluvia de la noche y de aquel infierno en llamas ahora sólo quedan sus ojeras grises ya menos trémulas.