sábado, 16 de febrero de 2019

Sin flechas azules

Hace tanto que no le pongo nombre a nada...
Me estoy asomando a tus ojos, tantas veces de color esperanza, a veces de un peculiar tono mezcla de sonrisa, dulzura y relajada desconfianza.
Tras asomarme a ellos siento un vértigo como de túnel y además también me veo a mí.
Hoy lloro mientras escribo esto y nadie me ve.
Tantas personas creen que no hay dolor bajo la amable luz que proyecto.
La mayoría jamás sabrá de la oscuridad sin fondo que atravesé por y para ser así.
Mientras tanto lloro también por saber que mis lágrimas salen para dejarte hueco a ti, pases o no pases te están dejando hueco a ti y esto me hace llorar desconsoladamente.
Algo pesaba mucho tiempo ha...
Mi llanto se sustenta en una congoja sin pena que no acarrea tristeza,
es más, creo que este río de lágrimas dulces tiene mucho que ver con haberme mirado en tus pupilas y con la impresión y la sorpresa de saberme cómplice y también resistirme a serlo...
A veces uno siente que está entrando en un sendero en el que nadie ha trazado flechas azules y sea lo que sea no puede más que recorrerlo con todo el paso y el peso del corazón que ello conlleva y requiere
y además sin documentos.

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