miércoles, 13 de febrero de 2019

Agonía diluida y reformulada

Cuando los hogares atrapaban. . . Y costaba salir de la azotea
pues en la tenue ligereza de una bruma rebotaba con ímpetu de pluma y de poeta, tu inconstancia saltarina a la cabeza que con nocturnidad acechaba con su invierno de plata opaca y sin orejas.

Cuando tu sombra se solapaba con la mía y yo me rendía humilde y sin tregua a tu presencia resultaba que ni los rezos, ni ungüentos humanos o de botica conseguían redimir tu filo y tu aspereza.

En aquellos días, quizá otoñales, de anciano de edad mediana que ya dejó sus penas encerradas,
que dejó sus penas ya enceradas y sobre esta cera cambió por aniversario tu velorio.

En aquellos días de enano que no supo crecer porque no pudo o no hubo nacido en él quizá la necesidad o humana gana, sentía mi corazón rehacerse mío tan solo en el instante en que compartía tu dolor, al fin el mío,
como hoy lo hago: versando sobre ti en la palabra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Zaguán 18 de enero