Con el ímpetu exacto
desabotonado el puerto,
brillando el faro despierto
para el placer de tu tacto
que eleva de lo compacto
la vela de un barco escuálido
a-mares de viento cálido
que entre tus rojos sabores
vuelca el blanco en tus favores,
y ancla en fondo igual de válido.
miércoles, 27 de febrero de 2019
domingo, 24 de febrero de 2019
Décima I
Trémula ola orillada,
lengua de mar rota en cueva
que de su bajura eleva
costa yacida acostada
y de pronto como si nada
nada en la humedad más bella
la misma perla que sella;
jadea un viento y levanta
el ánimo hasta la garganta
alzándose en grito en ella.
lengua de mar rota en cueva
que de su bajura eleva
costa yacida acostada
y de pronto como si nada
nada en la humedad más bella
la misma perla que sella;
jadea un viento y levanta
el ánimo hasta la garganta
alzándose en grito en ella.
sábado, 16 de febrero de 2019
A ese monstruo sin rostro
A ese monstruo sin rostro…
El mismo que abusa de su fuerza y su poder sin reparo, impunemente y en aras de la verdad.
El mismo que creó criterios diagnósticos para considerar la homosexualidad una enfermedad en el DSM hasta su revisión segunda en 1973.
El mismo que abusa de su fuerza y su poder sin reparo, impunemente y en aras de la verdad.
El mismo que creó criterios diagnósticos para considerar la homosexualidad una enfermedad en el DSM hasta su revisión segunda en 1973.
El que maltrata al sexo opuesto por su falta de control ante el ocaso inevitable de sí mismo.
El que encasilla, el que prejuzga, el que no filtra información y la repite vomitando.
El que abusa del poder otorgado.
El mismo que maltrata la infancia impunemente…
El que no duda.
Aquel monstruo que considera los animales objetos propios y la naturaleza en general su lugar de vacaciones y también su basurero.
Solo hay uno y es el mismo. Tan difícil de combatir pues lo negamos y, por desgracia, en algún momento todos y todas miramos desde sus ojos sin verlo.
El que se lucra ante las desgracias de los demás y las potencia con igual objeto.
El mismo monstruo que piensa que el amor está en venta.
O que se puede atesorar la belleza.
No veremos su extinción, me temo, ni nosotros ni nuestros hijos ni quizá los hijos de nuestros hijos pero es la mayor de las obligaciones como ser humano que cada uno de nosotros aporte su granito de arena, día a día, segundo a segundo para que alguna vez, llegue a ser, sencillamente, un recuerdo remoto en la infancia de la humanidad.
El que encasilla, el que prejuzga, el que no filtra información y la repite vomitando.
El que abusa del poder otorgado.
El mismo que maltrata la infancia impunemente…
El que no duda.
Aquel monstruo que considera los animales objetos propios y la naturaleza en general su lugar de vacaciones y también su basurero.
Solo hay uno y es el mismo. Tan difícil de combatir pues lo negamos y, por desgracia, en algún momento todos y todas miramos desde sus ojos sin verlo.
El que se lucra ante las desgracias de los demás y las potencia con igual objeto.
El mismo monstruo que piensa que el amor está en venta.
O que se puede atesorar la belleza.
No veremos su extinción, me temo, ni nosotros ni nuestros hijos ni quizá los hijos de nuestros hijos pero es la mayor de las obligaciones como ser humano que cada uno de nosotros aporte su granito de arena, día a día, segundo a segundo para que alguna vez, llegue a ser, sencillamente, un recuerdo remoto en la infancia de la humanidad.
Sin flechas azules
Hace
tanto que no le pongo nombre a nada...
Me estoy asomando a tus ojos, tantas veces de color esperanza, a veces de un peculiar tono mezcla de sonrisa, dulzura y relajada desconfianza.
Me estoy asomando a tus ojos, tantas veces de color esperanza, a veces de un peculiar tono mezcla de sonrisa, dulzura y relajada desconfianza.
Tras asomarme a
ellos siento un vértigo como de túnel y además también me veo a
mí.
Hoy
lloro
mientras
escribo esto y nadie
me ve.
Tantas
personas creen que no hay dolor bajo la amable luz que proyecto.
La
mayoría jamás sabrá de la oscuridad sin fondo que atravesé por
y para
ser así.
Mientras
tanto
lloro
también por saber que mis lágrimas salen para dejarte hueco a ti, pases
o no pases te están dejando hueco a ti y esto me hace llorar
desconsoladamente.
Algo
pesaba mucho tiempo ha...
Mi
llanto se sustenta en una congoja sin pena que
no acarrea
tristeza,
es
más,
creo que este
río de lágrimas dulces tiene
mucho que ver con haberme mirado
en tus pupilas y con
la impresión y la sorpresa de saberme cómplice y también
resistirme a serlo...
A veces uno siente que está entrando en un sendero en el que nadie ha trazado flechas azules y sea lo que sea no puede más que recorrerlo con todo el paso y el peso del corazón que ello conlleva y requiere
A veces uno siente que está entrando en un sendero en el que nadie ha trazado flechas azules y sea lo que sea no puede más que recorrerlo con todo el paso y el peso del corazón que ello conlleva y requiere
y además sin documentos.
miércoles, 13 de febrero de 2019
Agonía diluida y reformulada
Cuando los hogares
atrapaban. . . Y costaba salir de la azotea
pues en la tenue
ligereza de una bruma rebotaba con ímpetu de pluma y de poeta, tu
inconstancia saltarina a la cabeza que con nocturnidad acechaba con
su invierno de plata opaca y sin orejas.
Cuando tu sombra se
solapaba con la mía y yo me rendía humilde y sin tregua a tu
presencia resultaba que ni los rezos, ni ungüentos humanos o de
botica conseguían redimir tu filo y tu aspereza.
En aquellos días,
quizá otoñales, de anciano de edad mediana que ya dejó sus penas
encerradas,
que dejó sus penas
ya enceradas y sobre esta cera cambió por aniversario tu velorio.
En aquellos días de
enano que no supo crecer porque no pudo o no hubo nacido en él quizá
la necesidad o humana gana, sentía mi corazón rehacerse mío tan
solo en el instante en que compartía tu dolor, al fin el mío,
como hoy lo hago:
versando sobre ti en la palabra.
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Tu luz semana a semana iba y va luego por sorpresa y de madrugada probablemente de una patada rajaste el sostén de tu mamá. El tiempo extrañ...
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Estamos aquí para abrazarte probablemente sin tocarte Estamos aquí para cuidarte y darle voz a tu dolor. Bendita locura que como un ángel de...
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Baile del viento, palmadas de los árboles en tono ocre.