La gente no tiene tiempo para armar el amor y la poesía
y los arma y levanta su corazón de cascarón de nuez contra marea
y saca del fondo del ropero cien olas de ilusión colmadas de amapola.
La gente no tiene tiempo para hablar de la verdad
y la construye amablemente cuando ayuda, cuando mira dentro de los ojos de los otros y comprende.
La gente no tiene tiempo pero tiene tanto que decir
que suele presumir de no ser gente.
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