Anido hoy
en la estrecha melancolía de la alcoba
rodeado de bosques de ropa y sábanas
que rebobinando el tiempo fueron flores.
Me sitúo
en la irresponsable seguridad del tedio,
como agua en humo que invade el cielo,
enteramente desterrado y en tormenta.
Mi mano
poseída del imperfecto y secuenciado
movimiento de una ola
me trae, una y otra vez,
el cigarrillo ante la boca.
Yo, por mi parte,
blasfemo ante las sombras inclinadas del pasillo,
y recuerdo el paraíso
como un cuerpo de mujer hija del vino.
Hoy... El mundo es alquitrán
y no hay misterio.
sábado, 28 de abril de 2012
jueves, 26 de abril de 2012
Noche de primavera
La Luna vigila los tejados
y relame el Genil y las aceras con lujuria.
En los prostíbulos de la ciudad ciertas señoras de vientre de sol extinto
desconocen que tienen una hermana que hoy alumbra.
El moribundo impaciente en su lecho
espera que la parca le arranque de un mordisco leve y casi inerte
la luz tenue de su último aliento.
La noche no entiende más allá de la mañana.
Recoge cuanto de impío tocan sus garras y sus alas negras
vierten sobre la ciudad un viento asquerosamente pálido y plomizo.
Casi es verano y Granada se vuelve hermosa y tolerante en esta época.
Hasta crecen flores en los rincones más absurdos del asfalto.
Mañana nacerá ese alba que hoy late inconsciente en la terca oscuridad.
En los prostíbulos de la ciudad ciertas señoras de vientre de sol extinto
desconocen que tienen una hermana que hoy alumbra.
El moribundo impaciente en su lecho
espera que la parca le arranque de un mordisco leve y casi inerte
la luz tenue de su último aliento.
La noche no entiende más allá de la mañana.
Recoge cuanto de impío tocan sus garras y sus alas negras
vierten sobre la ciudad un viento asquerosamente pálido y plomizo.
Casi es verano y Granada se vuelve hermosa y tolerante en esta época.
Hasta crecen flores en los rincones más absurdos del asfalto.
Mañana nacerá ese alba que hoy late inconsciente en la terca oscuridad.
jueves, 19 de abril de 2012
Abril ha cambiado
Avenidas mustias, descoloridas.
La prisa en las palabras, los semáforos.
Las palomas frías, la lluvia, el urbano.
Las secuelas del invierno en los tejados.
El perfecto secretismo de la infancia en cada rostro.
La rancia descomposición de toda hora.
La aurora pensativa y quejumbrosa.
Las flores en capullo como ansiosas.
Abril ha cambiado.
Ha huido a alguna parte
y no sabemos.
Y no tenemos...
No tenemos más remedio que esperarlo.
La prisa en las palabras, los semáforos.
Las palomas frías, la lluvia, el urbano.
Las secuelas del invierno en los tejados.
El perfecto secretismo de la infancia en cada rostro.
La rancia descomposición de toda hora.
La aurora pensativa y quejumbrosa.
Las flores en capullo como ansiosas.
Abril ha cambiado.
Ha huido a alguna parte
y no sabemos.
Y no tenemos...
No tenemos más remedio que esperarlo.
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